Walter de Jesús Romero Márquez, de 56 años, padre de 3 hijos, líder y tesorero comunitario de los habitantes de Guacoche, siente gran motivación al creer que será testigo de cómo las nuevas generaciones trabajarán por el progreso del pueblo. Trabaja por su comunidad sin ánimo de lucro. El amor por su tierra le ha permitido dar desde muy joven lo mejor de sí mismo. Su rostro refleja la nobleza de un hombre a quien los años le han enseñado que el amor familiar nace y crece en una comunidad unida. Cuando él habla, demuestra el gran conocimiento que tiene de Guacoche. Las puertas de su casa están abiertas a cualquier llamado.

 

Por las calles, cada una de las personas del pueblo lo saludan con cariño y confianza, evidenciando su rol de líder. Su mirada transmite dos cosas: recuerdos del pasado de un pueblo en silencio, apacible pero sufrido y la esperanza de un nuevo Guacoche fuerte e imponente por la resistencia que tuvieron. Con su actitud promete decir que olvidará las cicatrices del pasado, demuestra que quiere volver eterno su ahora, des- prendiéndose de los dolores de antaño y del ruido molesto en su memoria. Ahora respira un nuevo aire en el que tiene claro que “más que habitantes, son toda una familia”.